El blog de la liberacion de miedos y temores, no he posible que siga viviendo con esa pesada carga de temores en tu consciencia, liberate y comienza a ser libre nuevamente.
Según la descripción de los diferentes diccionarios de la lengua española se define al «miedo» como: Sentimiento de inquietud causado por un peligro real o imaginario, sinónimo de temor, alarma, inquietud, aprensión y en su grado más crítico se denomina terror, pánico, pavor, fobia, etc.
El miedo en ocasione se hace presente manifestándose en el tiempo y el espacio, capaz de aniquilar el espíritu, el optimismo y hasta la fe en la mayoría de sus víctimas. Es indubitable, que el hombre y la religión han venido unido desde muchos siglos atrás, unidos por un lazo más fuerte que el acero, sin conocer al Dios que adoran y casi siempre dudando de sus mentores en la tierra, ¿Qué es lo que los ha mantenido tan indisolublemente juntos?. «El miedo o La fe», lamentablemente el hombre confunde muchas veces la fe con el miedo, en el sentido de que se cree que tiene fe, cuando en realidad lo que siente es miedo, por eso mi propósito de definir ambos vocablos para determinar cuando tenemos fe y cuando tenemos miedo. En ocasiones las religiones nos imponen los miedos a través de ritos, costumbres e imposiciones, y nos mantienen confundidos con lo que ellos llaman «fe», cuando en realidad lo que sentimos es miedo. Esos miedos que habitan allá en un rincón oscuro de nuestro cerebro y salen sin anunciarse, para detener la acción y paralizar al individuo que los escucha, y lo que es peor, que les hace caso. ¿Cómo apagamos esta voz interna que nos llena de dudas? Apagarla es imposible, ya que no pagan renta por permanecer dentro de nosotros y por eso lo llevamos dentro hasta el final de nuestros días. Pero, aunque lo llevemos dentro, si, podemos; porque tenemos la capacidad por lo menos de Ignorarlo o manejarlo como se maneja a un intruso dentro de nuestra conciencia: con sensatez, rapidez y astucia mental. Desde nuestra infancia, cuando apena comenzamos a balbucear algunas palabras ya se nos envía a la iglesia, al catecismo, con el propósito de que seamos buenos cristianos, y posiblemente ahí mismo comienza el dilema. Donde comienzan a sembrar los miedos en nuestro subconsciente, los cuales nos siguen como una sombra a través de toda la vida. Se nos dice que nacemos manchados con el pecado original, cometido por nuestros padres ancestrales Adan y Eva. Se nos comienza a manipular, a engañar, a debilitar nuestras fuerzas interiores, y nos hacemos adultos y ancianos y continuamos cargando con todas esas falacias que nos imponen las religiones, y esta situación social tiene grandes implicaciones en nuestra mente y psiquismo, ya que este temor creado dentro de nosotros los tratamos de desterrar luego por los mismos medios y en los mismos centros que nos lo han impuestos. por eso deducimos que el vínculo que nos une a la religión no es la fe, sino, el temor. El miedo impuesto por las religiones a través de los tiempos ha corroído lo que somos y nos han transformados en simples marionetas de esas creencias absurdas. La fe religiosa que mediante todos los miedos que nos imponen bien pudiere llamarse turbación sagrada. Se ha compenetrado tan profundamente en el subconsciente humano que, con sólo pensar por un momento que se pueda cambiar o perder la fe, automáticamente sentimos el miedo, una incomprensión y un vacío enorme; que nos quedamos como si fuéramos violados, atracados o en las condiciones cuando se no ha ocasionado un daños moral inmenso. No permita que nada ni nadie con falsos argumentos, llámense como se llamen te llenen de pavor, Seca tus lágrimas, apresura tu despertar y levántate. Borra esas pesadillas que te inquietan; derrumba, barre, destroza, aniquila sin piedad las montañas de tus monstruosas pasiones y de los miedos que te han impuestos, los cuales te aplastan, y siente más bien la presencia en ti de tu santo ser cristico del yo soy, porque necesario, es inminente que le conozca morando y actuando dentro de tu propia conciencia interior. Te llena de miedo por tus propias pasiones, y permite que esas mismas bajas pasiones por principio de atracción impriman en ti los miedos que tus líderes te imponen. Y lo siente, porque no tiene paz, y no tiene paz porque no siente ni sabes amar, y si no puede amar está desprotegido espiritualmente, y si no tiene protección eres tierra fértil para que todas estas basuras mentales se apoderen de ti y esto no es cuestión simplemente de fe, sino de voluntad propia, Mientras no ponga en paz vuestro corazón no tendrás paz en vuestros hogares ni en vuestros territorios, y de seguir así, te aseguro que estaría poco a poco colmando el límite que el amor de Dios te puede permitir.
Sin su fe religiosa el ser humano cree que queda desamparado, abandonado y en la más cruel y brutal orfandad y, como no nos han enseñado a vivir sin fe, con el miedo y el Terror sagrado, ya impuestos en nosotros como políticas de las religiones, no hay escape posible de salir de este círculo vicioso.
En cambio el término «Fe», del latín fidere, «confiar» es en la terminología religiosa, «la aceptación firme de la voluntad a una verdad basada sola y únicamente en la revelación divina». También puede ser definida como «la adhesión del entendimiento a una verdad por la autoridad o mandato de un testimonio». La fe cristiana implica creer en todas las declaraciones y promesas de Dios escritas en la Biblia; por lo tanto, es una respuesta humana de aceptación a la gracia de Dios. Cuando se trata de lo divino, es creer ciegamente en algo, sus promesas, sus verdades, sin tener prueba de ello, debido a que es algo que se siente dentro de uno. De cuyos detalles no voy a profundizar mucho, por encontrarse ampliamente expuesto en la pag. 95, de nuestra entrega, «En el plano de la Espiritualidad hacia la 4ta. Dimensión» colección nueva era volumen 2.
Esta amalgama de miedo y fe, y los sentimientos de culpa en las personas, ha hecho que las religiones y los incaustos no pensantes sigan aferrados fanáticamente a una y a la otra.
El ser humano no puede imaginar, las perspectivas que pudiere tener y todas las posibilidades que podría alcanzar para hacerla suya, si su voluntad interior no tuviera amordazada y se pudiera quitar esa venda que le Cega la visión de su subconsciente de la fe religiosa, que como he explicado, muchas veces es ese miedo sagrado que nos han impuestos desde niños, para conducirnos ciegamente a buscar salvación y donde generalmente encontramos es nuestras propia destrucción. Si volviéramos atrás en el tiempo aunque sea con nuestra imaginación y a través de los análisis y el estudio que hemos hechos de los acontecimientos históricos sobre la diversidades de creencias, religiones y dogmas, que el hombre se ha fabricado buscando su propia tranquilidad personal. Y que tales creencia a través del tiempo han evolucionado en proporción a la evolución del ser humano, nos daremos cuenta que siguen siendo los mismos hasta hoy día, los dioses que fueron adorados por siglos hoy día ni siquiera son historia. Hoy de acuerdo a nuestra evolución tenemos dioses más modernos. Por eso las religiones han hecho de la fe el pan nuestro de cada día, para no quedarse atrás, indispensable en la vida del hombre, tanto del primitivo como del hombre moderno, pero ignorante en materia de religión. Creencias que han llevado a la humanidad a lo que hoy día somos, a perder esa fe que nace de nuestra conciencia interior, de lo que realmente somos, que equivale a perder el miedo, Esa búsqueda incesante en el acontecer religioso a lo más que nos ha conducidos es a esta terrible división que nos rodea y que fatalmente defendemos en nombre de Dios. Por eso es peligrosa la necesidad en la fe religiosa, puesto que nos ha dividido en un sinnúmero de grupos y hoy ya no somos simple y llanamente seres humanos, hoy somos cristianos, con sus múltiples sectas, ritos y divisiones. Somos musulmanes, taoístas, budistas, talibanes, chiitias o simplemente paganos, pero en fin estamos peligrosamente divididos por causa de la particular definición que de la divinidad individualizada hemos hecho.
Divide y vencerás. Que ocurre en la pradera con las manadas de búfalos y cebras. Pues los depredadores antes de lanzar su ataque dividen a las manadas, para tener una visión más clara de los débiles y de los enfermos, luego atacan, ahora con mayor seguridad de vencer a su víctima. Pues ese simbolismo es precisamente lo que hacen las religiones para separarnos, para dividirnos, es a las religiones con sus amalgamas de doctrinas, métodos y teorías a quienes le ha convenido mantenernos en esta constante división?. Y seguiremos separados, por tanto tiempo, hasta que el hombre no abras sus ojos a la verdad, hasta que a los gobernantes con sus ambiciones de poder y sus deseos de perpetuidad en los mandos gubernamentales dejen de continuar de hacer alianza con las religiones, pensando que son los medios para mantenerse en los puestos a consecuencia de la ignorancia de los pueblos, y que para ellos es necesario mantenerlo drogados, tanto por los medios físicos y normales del uso de las drogas alucinógenas como por la drogas de las religiones, por eso y con mucha razón Karl Max decías: Que las religiones eran el opio de los Pueblos. Y hasta que esos líderes religiosos lleguen a la comprensión de seguir sometiendo nuestra integridad y que, en el nombre de Dios, sigan manteniendo un círculo cerrado en nosotros por medio de la fe religiosa. Ese cerco que no nos permite la libertad de pensar, investigar y escudriñar, tanto en nuestra religión particular, como en la de los demás. De continuar por este derrotero continuaremos desintegrados hasta que no se nos estremezca conscientemente dentro de nosotros y nos liberemos del miedo que se nos ha impuesto, lo que no nos permite pensar libremente, pues nos han infundido, de manera irresponsable, un Dios celoso, castigador, envidioso, egoísta y lascivo.
Aunque aquel Dios de amor, de muchos regalos y dadivoso, o el Dios perdonador y comprensivo, también nos causa el mismo terror, puesto que ser amoroso, dadivoso y perdonador, significa que en cualquier momento puede ser todo lo contrario, tal y como la Biblia nos muestra a ese dios veleidoso, y de múltiples personalidades, que masacra a su pueblo escogido, luego de manifestarle comprensión y muchos obsequios materiales. Estos impulsos sociales, son otra fuente de permanencia y perpetuidad de las diferentes religiones. Las personas y todas las comunidades humanas por considerarse mortales y falibles subyace en ellos el deseo de una guía, de un consuelo y al no encontrarlo dentro de su propia conciencia interior ni en los seres humanos, mucho menos dentro del núcleo familiar propio tan degradado en estos tiempos, su intuición lo conduce a crear una fuerza o un concepto social o moral de Dios. El Dios de la Providencia, que protege, dispone, recompensa y castiga; el Dios que, según las limitaciones de enfoque del creyente, ama y protege la vida de las sociedades y de la especie humana e incluso la misma vida; el que consuela de la aflicción y del anhelo insatisfecho; el que custodia las almas de los muertos. Ésta es la concepción social o moral de Dios. Por eso, el Dios Bíblico como abundan los ejemplos en su contenido, así como es amoroso, de repente surge desarmado y sin amor propio por sus hijos producto de su creación.
Ninguna de las religiones que conocemos y las que desconocemos en el vasto e inmenso planeta tierra tanto la de reciente formación entre la que se incluyen las cestas la mini-cestas, así como las más antiguas pueden representar a la verdadera y única religión, como pretenden todos sus ministros, a pesar de lo que ellos mismos digan. y todos sus fieles seguidores, cada uno de ellos continuarán defendiendo la que practica asegurándonos, además, que la de ellos es la verdadera y atacando a las otras por falsas, lógicamente todas estas divergencias de criterios entre una y otra actúa como un circulo de fuego o bumerán que la cubre a todas y la llena de falsedades, Y cada uno asegura que su particular religión es la que Dios ha hecho oficialmente reconocida y que, y para terminar de presionar, fue constituida personalmente por Dios. Qué pena, puesto que ni juntando todas las religiones y amalgamándolas en una sola tendríamos la verdadera religión; a lo más que llegaríamos es a tener una montaña de basura y porquerías que, para lo único que nos serviría, sería para prenderle fuego y consumir, de una buena vez, toda esa gran ensarta de mentiras, ritos, dogmas y el sentimiento malsano en que fueron inspiradas. Ya lo he manifestado en entregas anteriores, al Dios verdadero solamente se llega a través del amor, manifestaba Jesús: En verdad os digo, que más os valdría estar llenos de incertidumbres y de negaciones, que repletos de afirmaciones falsas, de negras mentiras que pasáis por verdades.
Menos daños provoca la negación sincera que nace de la ignorancia o de la duda, que la afirmación hipócrita de una falsedad.
Es mejor la duda limpia y sincera que tiene hambre de comprensión elevada, que la firme creencia en un mito cualquiera, y de una fe técnica, práctica y vacía de espiritualidad.
Es mejor la incertidumbre desesperada que pide a gritos Luz, que la firmeza fanática o idólatra de costumbres irrazonables o de leyendas para infantes.
Ved: En cada territorio en donde predominan una o varias religiones, doctrinas filosóficas o sistemas políticos, siempre hay muchos increyentes, muchos desconfiados, y muchos más amargados. ¿Por qué? por eso no hay que andarlo buscando, menos pudiéramos intentar hallarlo por el camino de las religiones. De nuestras falsas perfecciones, de nuestras vanidades y de nuestro mal uso del saber. Las religiones nos devuelven solamente lo que somos, por eso son y seguirán siendo el reflejo social de nuestro estado mental, y el destello de lo que humanamente tenemos y merecemos acorde con nuestra amplitud de conciencia, y como no hemos avanzado conscientemente, por eso se mantienen, además de ser la trampa psicológica que nos atrae a ellas, mediante el principio universal de correspondencia, cuyo concepto es que lo afín atrae lo que le es igual y proporcional y puesto que somos igual que todas ellas, ruina, mala y depravada.
Y este concepto el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, lo dejo bien claro, en una conferencia que dicto en la ciudad de San Francisco de Macorís, «Familia y Vocación» publicado en el Periódico El Nacional, de fecha 13 de Febrero del 2010, veamos la cita:
San Francisco de Macorís.- El cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez atribuyó ayer la crisis cultural de valores que prevalece en la sociedad dominicana a que cualquier delincuente es un gran señor que sabe matar gente o es un narcotraficante con mucho prestigio. “No vale hoy en día la seriedad, la responsabilidad, el cumplimiento del deber, la honestidad, porque los serios, los honestos y los responsables no convienen, hay que ser un tíguere para echar hacia delante”, sostuvo López Rodríguez.
Dijo que en este momento se han adoptado nuevos valores que son irreales, como el libertinaje, el descontrol, el abuso, el poder, la política mal entendida, el enriquecimiento fácil e ilícito, sin importar los medios que sean necesarios para conseguirlo.
López Rodríguez manifestó que después de mucho reflexionar ha llegado a la conclusión de que una sociedad permisiva termina no garantizándole nada a nadie, y por esa razón terminan desintegrándose.
El arzobispo de Santo Domingo dijo que esto se ha convertido en una barbaridad, donde cualquier “pelafustán” es un gran señor.
Expuso que eso se produce porque hay una cultura enferma que provoca esta situación, indicando que esto lo confirma la historia con la carencia de valores culturales, y la sociedad en crisis que estamos viviendo.
El purpurado afirmó que el hombre pretendió prescindir de Dios, desplazarlo y constituirse el mismo en su propio Dios, y por eso se ha empeñado en negar la trascendencia y los valores cristianos, fuente fundamental para vivir en un mundo mejor.
Entiende que actualmente no hay autoridad que ponga el orden en la casa, lo que ha llevado a todas estas barbaridades modernas que ocurren cada día.
El cardenal López Rodríguez dijo que las señales de esta situación de crisis por la que “estamos atravesando son la violencia, abusos, crímenes, violaciones, miseria moral y espiritual”. Puso como ejemplo que delincuentes estén manejando las finanzas internacionales y que hayan provocado su hundimiento.
López Rodríguez dijo que por la falta de ideales como la patria, la familia, el amor y la solidaridad, el irrespeto a la ley, la vulgaridad y la irresponsabilidad son los elementos que provocan la crisis de valores en la sociedad. Sostuvo que solucionar la presente crisis es una tarea de todos, pues no se puede construir una sociedad que anda mal, sino “comenzamos a reconstruir todas las personas”. Dijo que a pesar de la terrible situación que estamos padeciendo con la crisis de valores, la misma tiene remedio. Termina la cita.
Por eso es que en todas las religiones sin excluir a ningunas encontramos todo lo malsano que llevamos dentro, todo lo ruin y todo lo depravado que nuestra propia conducta ha absorbido del medio ambiente y lo que pobremente hemos creado que rodea nuestro entorno, ámbito y medio ambiente, por supuesto, que hemos creado nosotros, los seres humanos. Por eso a cada momento observamos en los periódicos los ministros de las grandes religiones inclusive el papa excusándose ante la humanidad por los hechos bochornosos cometidos por sus ministros, sacerdotes y pastores religiosos en materia de lavado de dinero, pederastas, violaciones, homosexualismos, estafas, príncipes religiosos convertidos en prestamistas, etc., Por todo esto es que la religiones nos hacen sentir bien, pues ahí, en ese cobijo permisivo, encontramos el perdón y la redención a la miseria que llevamos dentro; esto, según los gritones que desde el púlpito engaña tontos nos lo han hecho creer.
Y no importa cuántas veces sean reincidentes en nuestra tan depravada conducta, la religión es la que también nos permites sirviendo de intermediaria entre los humanos y Dios, la liberación de nuestras almas y la gloria eterna.
Por eso vemos y sentimos que esos hechos desvirtúan el mensaje de amor y hermandad que debieran llevar a la humanidad y porque sus obras lo sitúan en violadores del bienestar público, ya que con su métodos y teoría contradicen, enlodan y derrumban las doctrinas más puras y más sabias, por tanto, esos ministro no son ni han sido tales depositarios ni maestros de las cosas divinas.
Es imposible que Dios perdone al pecador infinidad de veces, no puede perdonarlo ni siquiera una vez, pues Dios no está para eso, EL TODO está más allá de sentimentalismos, decisiones y chantajes. ¿Podrá conseguir perdón divino un asesino?. ¡No!, mil veces ¡no!. Ni aún viviendo el más patético arrepentimiento de parte del confeso criminal, Dios no podrá perdonarlo. Si EL TODO estuviera para andar perdonando a diestra y siniestra, cabría preguntarnos entonces ¿de qué forma confortaría a la víctima y a toda su familia que sufren por el crimen en ellos cometido?; porque si de todos modos el supremo perdona los pecados, aún el asesinato, ¿por qué en vez de perdonar un hecho consumado no se impidió el asesinato en la víctima?. A caso no es mejor como dice el refrán popular «precaver que tener que lamentar». Dice el señor: «Mi perdón no te evita la consecuencia de tu falta, porque las consecuencias de tus errores son tuyas, no Mía. Mi perdón te ayuda; te consuela, te salva, porque algún día vendrás a mí y yo te recibiré con el mismo e inconmensurable Amor de siempre, pero, mientras no vengas a mí, mientras no Me busques por los caminos que son Míos, ya lo sabes, no lo olvides, te lo he repetido mucho, el mal que hagas o que pienses lo recibirás devuelto con creces.
Esos son los resultados de tu ley materialista equivocada, y Yo no estoy para quebrantar ninguna ley en la forma que tú quieres; Yo vengo a derogarlas, vengo a nulificar las tuyas por materialista, por perversa y ruin, pero conforme a Mi eterna Sabiduría, no conforme a tus vacíos caprichos humanos.
Mi Ley, las Leyes de Mi Padre, ya lo sabes, son de Amor, nada más, y, como son Divinas, son inalterables, majestuosas, eternas; las tuyas son pequeñas, pasajeras, baladíes, castigadoras, crueles, hijas todas del desamor humano».
Dios, el todo, está más allá de estas nimiedades. Si hay una persona que cometió un acto ruin y criminal, es la sociedad la encargada de hallar la forma de detener, en primer lugar, las acciones de ese antisocial, después de castigarlo conforme a la legislación vigente, y luego buscar la merecida reparación para con la víctima y sus familiares. Como se vislumbra lo está por implementar la iglesia con las víctimas de violaciones por parte sacerdotes católicos. Por eso Dios está más allá del perdón y de la misericordia. Ahora ya es más comprensible nuestra anterior afirmación ¿verdad?.
En todo caso es exclusivamente al ruin, al pecador y al criminal a quien corresponde decidir sobre arrepentirse y buscar la forma de reparar el mal cometido, pero sin necesidad de meter a Dios en donde, sencilla y tajantemente, ¡Dios no cabe!.
Cuántas personas conocidas como grandes criminales llegan a cualquier iglesia, y luego de arrepentirse, pagar los correspondientes diezmos y pedir, haciendo todo un show de tal acto, ruegan a Dios el perdón inmerecido por el crimen cometido; luego dan su testimonio desgarrador, conmovedor, vanidoso e hipócrita que, a los ojos de los demás miembros de la iglesia respectiva, no sólo conmueve sino los excita en sus más bajas pasiones al conocer, detalladamente, los más espantosos crímenes cometidos por el solicitante, y por la comprensión de los honorables miembros de la congregación religiosa.
La peor de las actuaciones del ser humano en sentido religioso es cuando los criminales solicitan, en un ardoroso y despampanante espectáculo religioso, ese perdón y la gracia de Dios Nuestro Señor para limpiarse de crímenes y maldades y continuar, inmediatamente, con su carrera de pecados como si nada hubiesen hecho. Ese dia en la iglesia hay fiesta porque hay testimonio, Los miembros de la iglesia que escuchan el testimonio criminal y ruin del pecador de turno, son cómplices con el ahora arrepentido. Además son cómplices del delito de lesa humanidad al afirmar que Dios perdona, aún al más grande de los pícaros o criminales, cuantas veces sea necesario hacerlo.
Cuántos, pero cuántos de estos malhechores fácilmente logran hacerse de un lugar, muchas veces preferencial entre la sociedad, y en la misma congregación religiosas, ya que muchas veces de criminales confesos se transforman en pastores y diáconos de la misma iglesia, y se autocalifican de llevar mensajes de salvación, luego que fueron limpiados y perdonados, que vergüenza que descaro de creerse después de cometer todas sus barbaridades que con sólo llegar a cualquier templo religioso cristiano o de la índole que sea, pedir perdón, ya están exento de toda culpa y perdonados por la divinidad, o sea dar su testimonio y asunto arreglado. No, la cosa no es así. Todos estos renacidos, que mejor fuera decirles mal nacidos, han sido violadores, ladrones, asesinos, narcotraficantes, ladrones, lavadores, estafadores de dinero mal habido, secuestradores y un largo etc. etc. etc…. a cual mejor y más grande calificativo. Y, a pesar de todo ello, la Iglesia Cristiana, en su conjunto, los acoge, cual madre abnegada; la comunidad hipócritamente también los acepta y se hace de la vista gorda, los perdona y los hacen suyos nuevamente. Porque son tal para cual. Veamos este ejemplo. Soy ladrón, estafador o un criminal perverso. Me arrepiento y pido perdón a Dios Padre. Dios me perdona a través de sus representantes, llámense curas o pastores, hago acto de presencia y de contrición, doy los respectivos diezmos a la iglesia escogida de antemano y automáticamente soy otro.
Dios Nuestro Señor me ha perdonado, la religión y sus líderes me aceptan, y la iglesia me hace respetable de nuevo ante la sociedad en general.
La gran ventaja de este agradable camino hacia la respetabilidad y la impunidad es que ninguno de ellos, ni Dios Padre, la religión, la iglesia o la sociedad me obligan, ¡de ninguna manera!, a devolver lo robado o lo estafado; mucho menos aún a reparar a las víctimas de mis acciones criminales, aunque el crimen cometido contra ellos haya sido de lo peor y de los más aberrantes conocidos.
Nadie me obliga a reparar lo que hice o a devolver lo sustraído y menos a darle alguna satisfacción a las que fueron víctimas de mi actuar o hacia sus familiares y asunto arreglado.
Por todo lo antes expuestos y viéndolo de manera más clara y en su justa dimensión, la religión solamente nos da tranquilidad psíquica. Por eso fue inventada por hombres. Las religiónes, y cualquier iglesia, acogen cual madre amorosa al ruin, porque ellas son ruines; al depravado, porque son depravadas; al malo, porque son malas; acogen al cínico, porque la religión y las iglesias Cristianas son lo más cínico de las actividades que el ser humano ha creado y practicado; pretendiendo sostener por pura vanidad, y por su alta dosis de fanatismo e idolatría que la religión y la iglesia son los dones más preciados que Dios nos ha regalado.
Estos dos conceptos iglesia y religión, por todo lo que han significado, a lo largo de estos siglos, para la humanidad que ha caído en sus redes, más parece que fueran obsequios de la Maldad y del Diablo y no de Dios.
La religión, cualquiera de ellas, no importa pues todas son iguales, lo primero que detentan, o tratan de usurpar, hasta lograrlo, es el poder; politicio y luego el poder económico, porque el dinero y bienes les han sido fácilmente donados por los gobernantes que amarran la chiva en ellos para ganar prosélitos y por los amenazantes sermones que obligan al rebaño a contribuir para la grandeza del Señor; luego convierten a sus fieles en crueles fanáticos capaces de las peores perversidades por defender la verdad impuesta.
Son los feligreses, totalmente exaltados y fanatizados, los que han defendido, hasta con los dientes a la religión; cometiendo, para ello, los más terribles y horrorosos actos contra sus propios congéneres que no comparten el dios que dicen poseer. La religión no ha permitido el normal y natural desarrollo de la civilización humana a través de siglos. Donde quiera los encontramos como una peste. Por eso podemos ver, cuando se ocupan terrenos estatales o privados por vándalos lo primero que vemos es uno ocupado por cualquier desaprensivo y construye una iglesia.
Las más crueles torturas se le han impuesto a los seres humanos que se atrevieron a nadar en contra de la corriente. Además se les declaraba herejes, brujos, seres diabólicos y enemigos de Dios. Este tan usado procedimiento fue el causante del tremendo atraso en la normal evolución de los seres humanos.
Cuantos descubrimientos científicos a través de la historia no pasaron ni se llegaron a conocer por qué no cumplían con el dogma y las imposiciones enfermizas del momento religioso. Pura y simplemente se le borraba del mapa. Todas estas incongruencias han provocado la paralización del reloj del desarrollo humano durante más de dieciocho siglos, de retraso en el devenir divino de la humanidad, de ataduras mentales. De paralizaciones antojadiza de una humanidad enferma y débil. Por eso lo que hasta ahora se ha hecho en tan solo ciento y algo de años equivale a siglos de oscurantismo, a consecuencia de los miedos ancestrales y de los constreñimientos impuestos. Por un dios y muchos dioses enfermizos que el hombre ha creado prohibiéndolo todo; y con sus inspirados representantes que sólo ellos podían interpretar fielmente el pensamiento divino, oponiéndose a todo intento de cambio, evolución y progreso. Y cuantos malvados fueron encubiertos y protegidos porque le hacían en juego,
Fraces sobre hithler
¿Cuántas vidas se cegaron por cumplir la interpretación religiosa del momento?. Cuantas voces fueron calladas para siempre de hombres que sintieron la necesidad interior de echar hacia adelante la humanidad. Todo por proteger a las divinidades que el hombre mismo habia creado y defender la única y verdadera religión. Por eso la santísima inquisición quito del medio porque le estorbaban a todo aquel que no encajara en los parámetros de fiel defensor del cristianismo.
En el santo nombre del dios de la Biblia, y defendiendo la fe Cristiana, se mutiló a la raza humana por más de dieciocho siglos. Nuestros habitantes originarios, y que vivían en América hasta antes de la Conquista, son los mejores testigos de lo que estamos diciendo; pues fueron masacrados en nombre de Dios Padre todopoderoso.
¿por eso es tan difícil entender que los problemas que nos aquejan se deben a la falta de visión mental en nosotros mismos y que son provocados por el miedo y el terror sagrado que esas obscuras enseñanzas religiosas nos han implantados profundamente en el psiquismo?. recordemos que la vida no es otra cosa más que crecer y evolucionar, por eso esta tan desligada de ataduras mentales.
Es notorio observar cuando algún religioso no entrega un folleto con algunas menciones bíblica, como sentimos interiormente la repulsión de lanzarla al zafacón, quemarla o romperla, aunque no la leemos, por el miedo sagrado que existe en nuestro interior sobre el terror de recibir algún mal divino. La obra que las religiones han implantado en la psiquis del ser humano principalmente en la mente de los feligreses es la obra de la iniquidad y el miedo.
Cualquier persona llega a la iglesia como a un mercado, o a un almacén de descuentos y ofertas, buscando el mejor precio pues, con los diezmos y limosnas puede satisfacerse psíquicamente cualquier necesidad, tomando las ofertas del día, consistentes en paquetes de perdón divino, libras de fe, docenas de oraciones y bolsas de cánticos. Cuantas personas se cambian de la religión cristiana a otras, solamente por el hecho de que fueron a bautizar a su hijo, y la primera le exigió siete días de cursillos a los padrinos, y por no cumplir con esa burocracia se pasaron a la otra. O más aun, cuando Juan el Bautista, bautizaba lo hacía con agua, y declaraba que detrás de él vendría otro «refiriéndose al mesías» que bautizaría con fuego, con el fuego del espiritusanto, entonces ¿Por qué la iglesia continua bautizando con el bautismo de Juan el Bautista?. El problema es que el gozo de todo esto se mantiene dentro de la iglesia y termina al salir de la misma.
La droga religiosa es como cualquier otra de las drogas, ya que satisface momentáneamente, se la busca de manera frenética y causa una terrible depresión cuando no vemos los resultados que nos habían prometido. Ahora bien, que nosotros cegados por el terror sagrado, no veamos las cosas así, es otra cosa. Pero por eso es que el ser humano tiene miedo de suspender a la religión que practica, pues sin ella cree encontrarse en el peor de los abismos y además solitario. Es tanta la influencia en esto que sin su religión se siente vacío. El ser humano sufre sin su religión, porque no nos han enseñado a vivir sin los dogmas. La Jerarquía eclesiástica no le conviene que se viva alejado del terror sagrado. Entonces La religión, viéndola sin apasionamientos, no es más que el narcótico que los seres humanos han demandado para escabullirse de sus propios problemas; dejando que alguien afuera de ellos y por medios milagrosos lo protejan, lo saquen de la miseria, le perdonen su horrendo actuar y lo salven. Y, por supuesto, que se lo lleven, con todo y zapatos, al codiciado Paraíso después de la muerte, a dormir el sueño eterno, hasta que seamos despertados el dia del juicio final, juicio que como somos hechos a imagen y semejanza de Dios, eterno por cierto según ellos, estaremos esperando eternamente. Quizás no como el apóstol Pablo, que creyó que el juicio final llegaría aun estando él en vida, como lo declaran en su carta a los tesalonicenses,
"La verdad nos ha hecho libres queridos hermanos, oremos para que ningún espíritu maligno vuelva a nublarnos la razón. Que felicidad vivir sin miedo al tormento eterno. Que felicidad es haber encontrado por fin, el paraíso de la lógica y la razón."
—Ramnchy
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