viernes, 8 de abril de 2011

ES EL PECADO ORIGINAL UNA TEORÍA HUMANA


El pecado original, tal y como lo enseñan las religiones cristianas, no es una doctrina divina, es una teoría humana. Y aunque rechazarla resulte aberrante para muchas personas  que fueron criadas bajo el dogma de la fe, y para sus conductores que se han pasado todas sus vidas repitiendo como el papagayo, muchos de buena fe en la creencia de que este concepto deriva de una fuente divina, no hay una sola palabra en la Biblia que apoye esta teoría. Lo curioso del caso es que de igual manera los que no apoyan la doctrina de la reencarnación del espíritu arguyen que no creen en la reencarnación, porque la biblia no se refiere a ello. Lo que significa que los cristianos debemos de creer por fe, por fe ciega, en los que los teólogos religiosos desean que debemos creer, en lo que ellos quieran. La idea del pecado original establecido por las religiones es como una mancha en el alma que heredamos de padres a hijos como una cadena indeterminable desde nuestra creación, «Adán y Eva» desde aquella caída en que cayeron nuestros primeros padres. El concepto de pecado original no está basado en las Escrituras Bíblica. Si tomas tu Biblia y lees observaras que no tan sólo el profeta Ezequiel, sino también en el libro de Éxodo, encontrarás la definición contraria a este concepto de pecado original: Cada hombre es responsable de sus actos y por tanto, no existe un pecado original que sea transmitido de generación en generación.

Deuteronomio 24:16 dice: "Los padres no morirán por los hijos, ni los hijos por los padres; cada uno morirá por su pecado."

En Ezequiel 18:20 puedes leer: "...el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él."

En 2 Reyes 14:6 y Jeremías 31:30 podrás encontrar que una persona no deberá pagar por los errores de sus ancestros. La evidencia en contra del pecado original en la forma que lo entiende la Cristiandad es abrumadora.

Más aún, el hecho de que el hombre es creado a imagen de Dios es evidente en las Escrituras y no tan sólo en el capítulo 1 de Génesis sino también se vuelve a afirmar esto en el capítulo 5, después de la caída. Si el hombre (entendido como el género humano) es creado a imagen y semejanza de Dios, ¿cómo puede entonces nacer depravado debido a su propia naturaleza?, debió de ser lo contrario, de nacer Divino y Angelical, y que sea la naturaleza y el pecado de la carne que le impregnara el pecado para convertirse en pecaminoso.  

Las enseñanzas divinas de estos tiempos desea llevar a la comprensión de esta generación, mas aun en el umbral de una nueva era de espiritualidad y de conocimiento planetario, que: "El pecado original no viene de la unión del hombre y la mujer;

Yo, el Creador, establecí esa unión diciéndoles a ambos: Creced y multiplicaos y henchid la tierra.

Esa fue la primera Ley. El pecado ha estado en el abuso que han hecho del don del libre albedrío." Esa fue la primitiva ley que se os dio, más tarde, el Padre le pide a los hombres que no tan sólo se multipliquen, sino que la especie siga creciendo, y  que sus sentimientos sean cada vez más elevados y que su espíritu emprenda un franco desarrollo y desenvolvimiento." Este es el único fin lógico de la creación, si Dios hubiese querido construir robot, lo hubiera hecho, y se hubiese evitado tantas amarguras que la creación del hombre le ha producido. Pero un ser omnisciente que todo lo sabes, quiso impregnar en el hombre el libre albedrio, para que fuese libre y creador como su padre.

"Más si la primera ley fue la propagación de la raza humana, ¿cómo concebís que el mismo Padre os aplicase una sanción por obedecer y cumplir con un mandato suyo? ¿Es posible, pueblo, que en vuestro Dios exista una contradicción semejante?"
ADÁN según el Génesis fue el primer hombre, pero quizás  no porque fuese el primero en existir físicamente, es probable, como algunos textos antiguos lo establecen que antes que él hubo muchos otros; pero la historia no lo recuerda, en virtud de que la historia no recuerda hechos y acontecimientos que no tienen relevancia historica, además la historia la escriben lo que están en el poder, los que ganaron, los derrotados no escriben historia, y si la llegasen a escribir perece en el olvido a través de los tiempo.  Por tan­to, si nadie antes se revelo, y nadie ante dijo !NO! como puede una generación ser historia.  Y a mi parecer, ¿cómo va a ser Adán el primer hombre? Además sin en uso del libre albedrío No podían conver­tirse en hombres, no podían convertirse en egos.
Adán fue un hombre y todos los hombres son como Adán. La infancia de nuestros hijos es un símbolo del  Jardín del Edén. Y de lo que fue Adán. Los niños son tan felices como los animales, tan felices como los hombres primitivos, porque no han despertado su conciencia crítica, por eso no tienen ego, usted castiga a un niño y al poco momento le está dando un beso de amor, carecen e ego, de rencor, de resentimiento, por eso las palabras del Maestro Jesús, para entrar al reino de los cielo al que volver hacer como niños. Y es porque todavía no es un humano con todo su potencial, de pensar y discurrir por sí mismo, y comprender lo que está bien y lo que está mal. Y para hacerse hombre en toda la extensión de las palabras, debe provocar y actuar para salir del Jardín del Edén, que vendría siendo la casa paterna su núcleo familiar, entonces se convertiría en hombre, pero mientras continúe en el Jardín del Ende, con sus padres jamás se convertiría en hombre libre, y siempre seria un don nadie. Este es el significado de la expulsión de Adán del Jardín del Edén, ya no forma parte de la felicidad incons­ciente. Al comer la fruta del árbol de la sabiduría se ha vuelto consciente. Se ha convertido en un hombre.
Todo nosotros hemos sido ese hombre mitológico o real, llamado Adam, y para que haya humanidad todos los hombre del futuro también serán Adanes, y de igual manera deberán ser expulsado de la casa de los Dioses, todo esto forma parte del aprendizaje que todos debemos experimental para convertir en lo que Dios realmente desea de nosotros. Es una ley natural hay que expulsarlo del Jardín del Edén, para volver a en­contrarlo conscientemente. Esta es la carga del hombre y su des­tino, su tormento y su libertad, el problema y a la vez la grande­za del hombre.
¿Por qué nunca estoy satisfecho con lo que soy y con lo que la existencia me ha otorgado? Siempre estoy bus­cando algo mejor para hacer, ser otra persona,- cuando alguien tiene más que yo, quiero tener más que él. Como dice el refrán,  la hierba siempre está más verde del otro lado de la valla». ¿A qué se debe esto?
Entonces porque castigar mediante el pecado original al hombre que usando la razón de vuelve consciente de su propia naturaleza. Acaso es un crimen o una falta que el hombre intuitivamente busque la forma de ser más grande Esto se debe a que te han confundido. Has sido dirigido ha­cia un lugar distinto al que la naturaleza había pensado para ti. No estás yendo hacia tu propio potencial. Estás intentando ser lo que los demás quieren que seas, pero para convertirte en hombre debes continuar esforzándote en crecer, desarrollarte, tener libertad para buscar tu propio destino, si nunca llegamos a salir del Jardín del Edén, no fuéramos felices, no tuviéramos creatividad, si no conociéramos el mal solo el bien no tuviéramos conciencia de lo que es el bien, de igual manera si no apreciáramos la oscuridad como pudríamos darle valor a la luz, Y lo que la humanidad conoce como males, quizás en realidad no lo es, sino que todo es parte de este engranaje cósmico que aun no conocemos, por eso los vemos hablando y predicando sobre los supuestos males de la humanidad, sobre el aborto, controles de natalidad, sobre violencia, homosexualismo, lesbianismo, sin tener sobre ello un claro concepto, y como los designio de Dios son inescrutables tampoco tienen conocimiento de lo que Dios entiende sobre todo esto. Y peor aún, predicamos en la iglesia sobre estos males, y salimos a cometerlo amparado en la oscuridad de la noche.
La humanidad ha sido engañada y continua bajo el engaño de lo que  se creen detentadores de la verdad absoluta, si tiene dinero es malo, si no tiene también, su propósito es no concederle la libertad que el ser humano siempre ha buscado, para que siempre te considere perdido, y te vea en la obligación de buscar santidad en ellos, para continuar manipulándote.
Por eso los cristianos modernos creen que esta teoría del pecado original son doctrinas emanadas de la Biblia debido a que los teólogos, predicadores y sacerdotes las enseñan como si fuesen doctrinas divinas tomadas directamente de la Biblia y tratan de darles un cierto semblante de credibilidad citando un par de versículos bíblicos totalmente fuera de contexto. Por eso vemos la libertad que experimentan los niños, y la que nosotros mismos cuando éramos niños experimentamos, los recuerdos de nuestra infancias mucha veces nos producen nostalgia. Recordando una felicidad que no volverá. Ya que la sociedad es la que destruye ese amor y esa felicidad, al niño desde muy pequeño ya hay que condicionarlo diciéndoles que no crea en esa felicidad que siente, que es producto del pecado, que ha heredado de sus primeros padre,  El amor de un niño hacia sí mismo ha de ser desviado. Hay que condicionarle de manera que su amor se dirija siempre hacia un objeto externo. Esto hace al hombre muy pobre, porque cuando quieres a alguien externo a ti -ya sea Dios, el Papa, tu padre, tu esposa, tu marido, tus hi­jos, cualquiera que sea el objeto de tu amor, te vuelve depen­diente de ese objeto. A tus propios ojos te conviertes en algo se­cundario, te conviertes en un mendigo.
Al nacer eras un emperador totalmente satisfecho contigo mismo. Pero tu padre quiere que le quieras, tu madre quiere que la quieras. Todos a tu alrededor se quieren convertir en objeto de tu amor. A nadie le preocupa que si un hombre no puede amar­se a sí mismo tampoco será capaz de amar a nadie. De modo que se crea una sociedad enloquecida, donde todo el mundo in­tenta querer a alguien, sin tener nada que dar. Y la otra persona tampoco tiene nada que dar. ¿Por qué están los amantes conti­nuamente peleando, discutiendo, molestándose? Por la sencilla razón de que no están consiguiendo lo que pensaban obtener. Ambos son mendigos, ambos están vacíos.
A un niño debidamente educado se le debe permitir crecer en amor hacia sí mismo, de forma que esté tan lleno de amor que compartirlo se convierta en una necesidad. Está tan repleto de amor que quiere compartirlo con alguien. Entonces, el amor nunca te hará depender de nadie. Tú eres el que da, y el que da nunca es un mendigo. Y el otro también da. Y cuando se en­cuentran dos emperadores, dueños de sus propios corazones, se produce una inmensa alegría. Nadie depende de nadie; todo el mundo es independiente e individual, centrado en sí mismo, arraigado en sí mismo. Sus raíces van hasta el fondo de su pro­pio ser, de donde brota el néctar llamado amor hacia la superfi­cie y florece con miles de rosas.
Este tipo de persona no ha sido posible hasta el momento por culpa de vuestros profetas, de vuestros mesías, de vuestras encarnaciones de Dios y todas las demás clases de idiotas. Os han destruido en beneficio de su gloria, de su propio ego. Os han ma­chacado completamente.
Tiene una lógica. 0 bien el mesías, el salvador, se convierte en el objeto de tu amor, y tú no eres más que una sombra si­guiéndole ciegamente, o bien estás totalmente satisfecho, rebo­sando amor y floreciendo con miles de rosas, y en ese caso, ¿quién quiere ser salvado? Ya estás salvado. ¿A quién le interesa el paraíso? Ya estás en él.
Se ha demostrado también que muchos de los libros que forman la Biblia son únicamente copias de otros libros (egipcios, babilonios, griegos, sumerios), reescritos en hebreo. Libros que son considerados como leyendas mitológicas sin inspiración divina; y en cambio esas mismas leyendas (el diluvio, la creación, la torre de Babel, las historias de José, Job, Moisés, David, etc.) al formar parte de la Biblia ¡Nos resultaron auténticamente divinas, fíjese nada más!.

Ingenuos aunque interesantes relatos sobre la creación del mundo, el pecado original, el diluvio, etc., se encuentran en casi todas las religiones de oriente... y está visto que penetraron en la doctrina hebrea al contacto con otros pueblos, especialmente bajo el dominio babilónico y persa, a partir del siglo VI antes de Cristo.
  
Sin embargo estas teorías no son doctrinas bíblicas y los primeros seguidores de Jesús jamás supieron de ellas. El mismo Jesús nunca mencionó nada relativo a este asunto, simplemente no existe en los Evangelios.
Esta teoría o al menos la base de ella, fue inicialmente sostenida por Agustín, obispo de Hipo, en dos libros escritos en contra de Pelagius y Celestius, tan tardíamente como el año 418 de la era cristiana.
Más tarde, tres diferentes versiones de esta doctrina emergieron, cada una tachando de falsas a las otras y negándoles validez alguna. Pero el principio básico en todas estas teorías es que la humanidad, a partir de Adán y Eva, tiene una naturaleza depravada y que todos nosotros, como descendientes de ellos, nacemos en pecado. 

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